Tras pasar por el Monasterio de Lord Raúl Villacampa.

Lo cierto es que casi 10 años después de entrar por primera vez en el MONASTERIO, muchas veces, y empujado por ese fenómeno social llamado RUTINA, me permito el lujo de salir de él y darme una vuelta por la gran ciudad, olvidando cual es el único y verdadero camino de nuestra existencia, que no es otro que el disfrute, la vivencia y en esencia, nuestra felicidad. Vivimos en sociedad, y eso conlleva cumplir una “normas” y unos “deberes” ¿NORMALES? Según para quién….En mi caso yo diría que cuando estás con 40 de fiebre, enchufado a una máquina que te mete por vena lo que tu boca no acepta por las tremendas actas o amígdalas y el pronóstico que esperas en los días próximos es más incierto que un partido del Real Zaragoza, lo cierto es que todo lo “NORMAL” pasa a un segundo plano y lo único que valoras son otro tipo de detalles como los pequeños gestos de aprecio, apoyo y cariño de los que te quieren. Esto último es lo que te llena, te hace fuerte y te empuja hacia adelante. Por tanto, 10 años después y tras seguir tropezando con los innumerables semáforos, pasos de cebra y humos de la gran ciudad, a veces me pregunto ¿qué es NORMAL? ¿Sacarse dos carreras y un título profesional de música, ser una persona cordial, educada, caer bien a un buen número de personas y además ganar algo de dinero, teniendo de esta forma un posible buen estatus dentro de esta “sociedad normal” o, simplemente, sin desmerecer lo anterior, focalizarnos en hacer durante un buen número de horas aquellas cosas que nos llenan el alma? Si nos ponemos en la situación extrema que planteaba, obviamente el hecho de tener trabajo, tener más/menos cultura o ser aceptado por la gente pasa completamente a un segundo plano y lo NORMAL, lo IMPORTANTE, es lo que es. Pero, ¿qué necesidad hay de tener que pasar por esta situación, o volver a caer en ella? Bajo mi punto de vista NINGUNA. Lo que realmente es importante cuando estás en el suelo, lo sigue siendo cuando estás en el cielo, otra cosa es que le prestemos la debida atención o, como decía al principio, estemos vagando por otros jardines que no sean los del MONASTERIO.

Roberto

Gracias a mi familia y amigos como Raúl Villacampa y Germán Tornos por raparme la cabeza e inducirme a conocer esta gran VERDAD, antes, durante y después de pasar por el MONASTERIO.

Roberto Gómez Cinca

Zaragoza, a 18 de junio de 2016